Pinzas hidráulicas con precisión milimétrica. Máquinas que se paran con solo tocarlas. Brazos robóticos que pueden estar en la misma mesa de trabajo que una persona sin poner en riesgo su seguridad. Dúmperes para descombrar túneles. Exoesqueletos para realizar trabajos pesados. La industria de la robótica empieza a cambiar el discurso apocalíptico que se le ha asociado en los últimos años como causantes de un incierto futuro económico en donde los robots expulsarán a millones de trabajadores al paro en las próximas décadas.

Un escenario que, sin ser totalmente falso, afectará silenciosamente a numerosos puestos de trabajo «repetitivos». La idea que ahora sobrevuela sobre los avances de esta tecnología aplicada a la industria es el «cobot», robots creados para interactuar físicamente con humanos en un entorno colaborativo. Esa filosofía contempla, sin embargo, un nuevo desafío; hacer que las máquinas sean más amigos que enemigos.

Durante la cuarta edición de la feria Global Robot Expo, que se celebra en Madrid, se ha podido ver de primera mano algunos avances del sector que moverá unos 54.000 millones de dólares a nivel global, según estimaciones de la consultora Morgan Stanley. Una industria en auge que España no quiere perder el tren. Máxime a que muchas empresas, en mayor o menor medida, han venido incorporando automatismos a los procesos industriales de una gran variedad de sectores, que van desde la automoción, la restauración o el turismo.

El mercado global de Robotics e Inteligencia Artificial crece globalmente a 7 billones de dólares en 2018 y está previsto que llegue a más de 26 billones de dólares en el año 2023, según el análisis de Deloitte y Bulger Partners. También en nuestro país. Diversos estudios elaborados en los últimos años estiman que en España se sustituirán unos 50.000 puestos de trabajo por la implantación de estas tecnologías, aunque los expertos creen que creará unos cien mil más. Es decir, lo comido por lo bebido.

«La industria de los robots está avanzando hacia el mundo colaborativo, primero, por la facilidad de uso y, en segundo lugar, por la seguridad hacia el trabajador que está a su lado», explica a este diario Federico Damián, de la firma danesa OnRobot, fabricante de robots industriales para montajes, empaquetados o acabado de superficies.

La idea es no sustituir la labor de este trabajador sino que éste haga la labor que necesita la inteligencia. Las tareas que tenía que hacer repetitivamente sean sustituidas por una máquina. «Antes, el trabajador estaba acostumbrado a mover piezas y llevar cargas altas de un sitio a otro. Ahora, el trabajador que tenga un robot a su lado dirá que la tarea de antes no la puede realizar, aunque es cierto que anteriormente había más personas realizando un trabajo que lo puede hacer una máquina pero el empleado puede desempeñar funciones de mantenimiento, programación», añade.

En la misma línea se sitúa Enrique Vacas, fundador de la veterana firma valenciana Nutai, quien apunta que la semántica alrededor de las virtudes de la robótica industrial está empezando a ser más positiva. «La robótica en general está pensada para sustituir a las personas en aquellos trabajos que ergonómicamente tienen una complejidad que son dañinos para las personas, multirrepetitivos como en cadenas de montaje», subraya. Este experto, además, considera que el paso para alcanzar la llamada industria 4.0 es que el robot trabaje «junto a las personas ayudando en trabajos conjuntos».

«La parte potencial es que no necesitan vallados, se pueden trabajar al lado de cualquier personas porque con un simple golpe se pararían y no habrçía problemas de seguridad. Evitamos con ello lesiones en trabajos de carga continua», valora Alejandro Álvarez, responsable de industrialización del fabricante gallego Unimate Robótica. «A día de hoy hemos avanzado mucho sobre todo en la visión y colaboración robótica, y no nos va a quitar trabajo sino que nos faciliten el trabajo. Obviamente se cambiarán trabajos que no tienen un valor añadido».

Entre las principales novedades de esta edición han destacado, precisamente, «WeAreCobots», un espacio con cuarenta expertos europeos en este sector se reunirán por primera vez para debatir sobre la cooperación entre robots y personas en los trabajos de producción industrial. Además, 25 empresas especializadas en cobots han demostrado en directo su funcionamiento diario en cualquier planta de producción, realizando tareas como soldadura, pintura, atornillado, envasado, colación de piezas o control de calidad.